Voy a dejar que mi voz deje de
hablar premeditadamente de flores o de estrellas
y a dejar el farsante juego de serpientes y escaleras
con todas sus suertes o afortunadas coincidencias.
Voy a dejarte sola, libre y sola
y ya no escucharé ningún consejo
ni tendré complejos de culpa por no atenderlos.
Voy a dejarte, vida, que corras, vueles o camines
y que vivas en los demás como tú quieras.
Te dejaré en paz y muy tranquila, vida, en una condición:
Que sea siempre un ser humano libre
en ese espacio -tiempo que marca claramente
los bordes de mis límites.
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