viernes, 15 de abril de 2011

Volver

Se me deshizo entre los dedos
el úlimo reflejo de una imaginaria aurora
en las postreras intenciones de la vida.

Se ha revelado un amor y sus dos caras:
La cara que sonriendo daba todo
y la que, dejando ser, no estaba dispuesta a entregarse en nada.
Volveré entonces al punto de inicio de esa aurora imaginada
sin cubrir mi rostro con unas manos cansadas.

Tal vez la aurora lejana, imaginada, no fue,
pero queda la esperanza que la olvida
y convierte éste, mi soñar, en otras auroras renovadas.       

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