Nada separa, nada.
Ella está en esta orilla.
No existe la distancia
ni los días que se miden como siglos.
Nada es nada que separa.
Existe un contacto vital
entre su alma con el alma mía.
No existe un mar ni una llanura
que impidan que sus manos lleguen a las manos mías.
No quiero imaginarme contar estrellas
si no las cuento junto a ella.
No, nada nos separa,
ni una confusión en lo lejano
ni una triste sombra de sentirse sentado en la otra orilla.
No, ella está en esta orilla,
contando conmigo para dibujar corazones
enormes en la arena de su playa,
que es arena de la playa mía
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